Extraido del NIDA. NIDA o el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas es uno
de los 27 institutos y centros que forman parte de los Institutos Nacionales de
la Salud (NIH) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados
Unidos.
Principios de tratamientos eficaces
1. La adicción es una enfermedad compleja pero
tratable que afecta el funcionamiento del cerebro y el comportamiento. Las drogas de abuso alteran la estructura y
la función del cerebro, lo que ocasiona cambios que persisten mucho tiempo
después de haber cesado el consumo de las drogas. Esto explica por qué las
personas que han tenido problemas de drogadicción corren el riesgo de recaídas
incluso después de largos periodos de abstinencia y a pesar de las
consecuencias potencialmente dañinas.
2. No hay un solo tratamiento que sea apropiado para
todas las personas. Es de suma importancia lograr
una combinación adecuada del tipo de ambiente, las intervenciones y los
servicios de tratamiento con los problemas y las necesidades particulares de
cada paciente, para que dicha persona logre el éxito final regresando a funcionar
productivamente en la familia, el trabajo y la sociedad.
3. El tratamiento debe estar fácilmente disponible en
todo momento. Ya que las personas con
problemas de drogadicción pueden tener dudas sobre si comenzar o no un
tratamiento, es muy importante aprovechar los servicios disponibles cuando
ellos indiquen que están listos para recibir tratamiento. Se puede perder a
pacientes potenciales si los tratamientos no están disponibles inmediatamente o
si no son de acceso fácil. Como ocurre con otras enfermedades crónicas,
mientras más pronto se ofrezca el tratamiento en el proceso de la enfermedad,
mayor será la probabilidad de resultados positivos.
4. El tratamiento eficaz abarca las necesidades
diversas de la persona, no solamente su problema de abuso de drogas. Para que el tratamiento sea eficaz, debe no
sólo abordar el problema del abuso de drogas del paciente, sino también
cualquier otro problema médico, psicológico, social, vocacional y legal que
tenga. Igualmente, es importante que el tratamiento sea apropiado para la edad,
sexo, grupo étnico y cultura de cada paciente.
5. Para que el tratamiento sea eficaz, es esencial que
el paciente lo continúe durante un periodo adecuado de tiempo. La duración apropiada del tratamiento depende
del tipo y la severidad de los problemas y las necesidades de cada persona. Las
investigaciones indican que la mayoría de los pacientes requieren por lo menos
tres meses de tratamiento para reducir de forma significativa o detener el
consumo de drogas, pero que los mejores resultados se logran con periodos más
largos de tratamiento. La recuperación de la drogadicción es un proceso a largo
plazo y con frecuencia requiere varios ciclos de tratamiento. Como sucede con
otras enfermedades crónicas, puede haber recaídas en el abuso de drogas, lo que
indica la necesidad de restablecer o ajustar el tratamiento. Puesto que muchas
personas suelen dejar el tratamiento prematuramente, los programas deben
incluir estrategias que comprometan y mantengan a los pacientes en tratamiento.
6. La terapia individual y de grupo, además de otros
tipos de terapia de la conducta, son las formas de tratamiento más comunes para
el abuso de drogas. Las terapias de la conducta varían
según su enfoque y pueden estar orientadas a dirigir la motivación que tiene el
paciente para cambiar, brindar incentivos para la abstinencia, desarrollar
habilidades para rechazar el uso de la droga, reemplazar actividades donde se
consumen drogas por actividades constructivas y gratificantes, mejorar las
aptitudes para resolver problemas y propiciar mejores relaciones
interpersonales. De igual manera, la participación durante y después del
tratamiento en terapias de grupo y otros programas de apoyo puede ayudar a
mantener la abstinencia.
7. Para muchos pacientes, los medicamentos constituyen
un elemento importante del tratamiento, especialmente cuando se combinan con la
orientación psicológica y otros tipos de terapia de la conducta. Por ejemplo, la metadona y la buprenorfina
son eficaces para ayudar a los adictos a la heroína y otros opioides a estabilizar
su vida y reducir el uso de drogas ilícitas. La naltrexona también es un
medicamento eficaz para ciertas personas adictas a sustancias opioides y para
algunos pacientes que sufren de dependencia al alcohol. Otros medicamentos para
el tratamiento de la dependencia al alcohol incluyen el acamprosato y el
disulfiram. Para las personas adictas a la nicotina, los productos de reemplazo
de la nicotina (como parches, chicles o pastillas para chupar) o un medicamento
oral (como el bupropión o la vareniclina) pueden ser componentes eficaces del
tratamiento cuando forman parte de un programa integral de tratamiento de la
conducta.
8. El tratamiento de cada paciente debe ser evaluado
continuamente y, de ser necesario, modificado para asegurar que se mantenga a
la par con cualquier cambio en su condición. El
paciente puede requerir distintas combinaciones de servicios y componentes de
tratamiento durante el curso de su tratamiento y recuperación. Además de la
orientación psicológica o la psicoterapia, el paciente puede necesitar
medicamentos, servicios médicos, terapia familiar, instrucción para la crianza
de los hijos, rehabilitación vocacional o servicios sociales y legales. Para
muchos pacientes, un enfoque de cuidado sostenido, con una intensidad variable
en el tratamiento según las necesidades cambiantes de la persona, es el que
contribuye a mejores resultados.
9. Muchas personas con problemas de drogadicción
también tienen otros trastornos mentales. Como
el abuso de drogas y la adicción son ambos trastornos mentales, a menudo se
presentan concurrentemente con otras enfermedades mentales. Aquellos pacientes
que presentan uno de estos trastornos deben ser evaluados para identificar si
tienen algún otro tipo de trastorno mental. Cuando estos problemas se presentan
simultáneamente, el tratamiento debe estar dirigido a los dos (o más)
problemas, y debe incluir el uso de medicamentos si fuera necesario.
10. La desintoxicación médica es sólo la primera etapa
del tratamiento para la adicción y por sí misma hace poco para cambiar el abuso
de drogas a largo plazo. Aunque a través de
la desintoxicación médica se pueden manejar de forma segura los síntomas
físicos agudos de la abstinencia y, en ciertos casos, allanar el camino para un
tratamiento de la drogadicción eficaz a largo plazo, la desintoxicación por sí
sola rara vez es suficiente para ayudar a los adictos a lograr una abstinencia
duradera. Por esta razón, se debe exhortar a los pacientes para que continúen
el tratamiento para la drogadicción después de la desintoxicación. Si la
motivación y las estrategias de incentivos iniciadas cuando el paciente ingresó
en el tratamiento se mejoran, es posible también mejorar el cumplimiento con el
tratamiento.
11. El tratamiento no tiene que ser voluntario para ser
eficaz. Las sanciones o los premios
provenientes de la familia, el ambiente laboral o el sistema de justicia penal
pueden incrementar significativamente el número de pacientes que ingresan a los
programas de tratamiento, el índice de permanencia en ellos y el éxito final de
las intervenciones de tratamiento para la drogadicción.
12. El uso de drogas durante el tratamiento debe ser
supervisado constantemente, ya que pueden ocurrir recaídas durante el
tratamiento. El hecho de saber que el uso de
drogas se vigila puede ser un gran incentivo para los pacientes y puede
ayudarlos a resistir el impulso de consumir drogas. El monitoreo también sirve
como indicador temprano de una recaída en el uso de drogas, lo que puede
indicar que es necesario reajustar el plan de tratamiento del paciente para que
se adapte mejor a sus necesidades.
13. Los programas de tratamiento deben incluir exámenes
para el VIH/SIDA, la hepatitis B y C, la tuberculosis y otras enfermedades
infecciosas, además de brindar una terapia especialmente dirigida a ayudar a
los pacientes a modificar o cambiar aquellas conductas que los ponen en riesgo
de contraer o transmitir enfermedades infecciosas. Típicamente, el tratamiento para el abuso de drogas
aborda algunas de las conductas relacionadas con las drogas que ponen a las
personas en peligro de enfermedades infecciosas. La orientación psicológica
específicamente dirigida a reducir el riesgo de enfermedades infecciosas puede
ayudar a los pacientes a seguir reduciendo o evitar comportamientos asociados
al consumo de sustancias u otros comportamientos de alto riesgo. Asimismo, la
orientación psicológica puede ayudar a los que ya están infectados a manejar su
enfermedad. A su vez, el comprometerse con un tratamiento para el abuso de
sustancias puede facilitar el cumplimiento de otros tratamientos médicos. Los
pacientes pueden mostrarse renuentes a someterse a la prueba para detectar el
VIH (y otras enfermedades infecciosas); por lo tanto, es primordial que los
profesionales del tratamiento fomenten y apoyen las pruebas de detección del VIH
e informen a los pacientes que se ha comprobado que la terapia antirretroviral
altamente activa (HAART, por sus siglas en inglés) es eficaz para combatir el
VIH, incluso en las poblaciones de personas con problemas de drogadicción.